miércoles, 19 de diciembre de 2012

La tele y los niños



Desde hace un año el Psicólogo del colegio de mis hijos, nos envía a los padres textos y consejos para ayudarnos  en la difícil tarea de educar a nuestros hijos.El tema de esta semana me ha parecido muy bueno para compartirlo con vostr@s, ya que se acercan las vacaciones, y los niños pasan más tiempo en casa y muchas veces pegados a la tele

La televisión, esa «caja tonta» que tantos ríos de tinta ha hecho correr, puede estimular el aprendizaje y el conocimiento de los niños, pero también convertirlos en seres pasivos conectados a la pantalla. Lo importante es, pues, aprender a hacer un buen uso del televisor, y son los padres los que tenemos esta responsabilidad educativa.

En nuestra sociedad la imagen y los medios audiovisuales tienen gran importancia, y cuando un niño descubre los dibujos animados, los documentales sobre animales o los anuncios, es decir, la cantidad de sonidos, colores y movimientos que salen de la pantalla, quedan embobados.
De este modo, no es difícil ver a los niños con la boca entreabierta, concentrados en las imágenes televisivas, pasivos y desconectados del exterior, tragándose cualquier cosa que aparezca en la pantalla y absorbiendo todos los mensajes publicitarios, de manera que muchos padres se sorprenden cuando al ir de compras es su hijo quien les dice el producto que deben comprar «porque es el que sale en la tele»

Se han hecho muchas críticas de los efectos de la televisión y todas suelen coincidir en que estimula la violencia, fomenta actitudes sexistas, confunde al niño ya que no sabe distinguir entre realidad y fantasía, genera pasividad... Muchas de estas cuestiones son ciertas y otras discutibles, pero la responsabilidad no es tanto de la televisión sino del uso, o mejor dicho del abuso, que se hace de la misma.

Pero sería injusto limitarse a todos estos aspectos negativos sin destacar también los positivos que puede tener este medio, como por ejemplo:
La gran variedad de estímulos que aparecen en la pantalla ayuda al desarrollo intelectual.
o los muchos programas tienen un gran valor educativo por la cantidad de información que transmiten.


Utilizada convenientemente la televisión es un modo de entretenimiento. Por lo tanto, no podemos atribuir la culpa de todos los males a la televisión, aunque conviene reconocer que la competencia por ganar audiencia ha hecho que la programación se rija cada vez más por intereses económicos y comerciales, lo que a menudo se traduce en una disminución de la calidad de los programas acercándolos con mucha frecuencia a lo que se conoce por «telebasura», pero somos nosotros quienes tenemos la potestad de dejarnos atrapar por ella o hacer otra cosa cuando no nos interesa lo que emiten. Cuando los usuarios son nuestros hijos, la responsabilidad a la hora de seleccionar la programación y el tiempo que los niños pueden pasar frente al televisor es nuestra.
Para que nuestros hijos no lleguen a ser teleadictos hemos de estar sensibilizados y educarles desde los primeros años, de manera que en ningún caso es prudente utilizar el televisor como un sedante para que el niño se tranquilice, o como un compañero con el que pasar un rato.
Los niños que vuelven del cole y se conectan al televisor pueden llegar a perder todo su interés por el resto de actividades, desde el estudio hasta cualquier deporte o juego con sus amigos y, si son muy pequeños, llegar a creer que todo lo que ven por la pantalla es el mundo real, sobre todo si no hay un adulto con quien compartir y comentar las imágenes.

Demasiados niños se instalan frente a la pantalla para evitar el aburrimiento, la soledad y la tristeza; por ello, y aunque está bien que vean los programas adecuados para su edad, también hay que potenciar otras alternativas en su tiempo libre: jugar en casa o en el parque, leer un libro, practicar algún deporte, hacer manualidades, hablar con la familia, etc., sólo de este modo, es decir, utilizando la televisión de un modo racional conseguiremos que sea únicamente un pasatiempo más.

Consejos útiles frente a la pantalla
Aunque muchas veces lo más fácil es dejar a los niños frente al televisor, no es lo más adecuado, ya que es la manera de crear futuros teleadictos.
Predicar con el ejemplo y racionar selectivamente el empleo que, como adul¬tos, hacemos del televisor
Conectar el televisor únicamente cuando se esté mirando.


Los padres debemos enseñar a los hijos a ser unos espectadores activos, mostrándoles los programas que pueden ver y explicando los motivos por los cuales no les dejan ver otros, así como marcando el tiempo que pueden estar frente a la pantalla; de este modo hay que pactar unas reglas respecto a la programación y al horario.
 La televisión no debe ser nunca un recurso para mantenerles quietos o para que dejen de molestar.
 A la hora de seleccionar los programas deben escucharse sus opiniones, ya que muchas veces tenemos prejuicios sobre algunos de ellos aunque no los hayamos visto.
 Deben evitarse las imágenes violentas o muy impactantes que les puedan angustiar o provocar miedos. A veces esto no es posible y entonces conviene explicarles el contenido de estas imágenes y permitirle hablar sobre ellas.
 Una regla básica es apagar el televisor cuando la familia esté reunida para hablar o para comer, ya que de lo contrario, lógicamente, la comunicación quedará restringida.
 Los niños pequeños son quienes más necesitan jugar y estar en movimiento y, por lo tanto, son quienes resultan más perjudicados cuando se encuentran totalmente pasivos frente al televisor.
 Estar al lado de los hijos y comentar con ellos las películas o documentales es una buena forma de comunicación, a la vez que ayuda a aclarar dudas, a estar mejor informados, a   que aprendan a distinguir la realidad de la ficción y a transmitirles unos valores adecuados que demasiadas veces quedan confundidos en los mensajes televisivos.
Hoy en día son pocos los hogares que no cuentan con un aparato de televisión. Muchos niños pasan más horas delante de la pantalla de un televisor que hablando o jugando con amigos o familiares, aunque somos los padres los únicos responsables de cuándo, cuánto tiempo y qué programas de televisión deben ver los niños.





1 comentario:

  1. En casa siempre hemos tenido opiniones un tanto enfrentadas respecto a la tele. Digo un tanto porque no terminaban de ser discusiones en sí.

    Pero yo soy de los que están de acuerdo contigo, también tiene sus aspectos positivos. Como casi todo en esta vida, un uso correcto puede tener algún beneficio (en este caso por ejemplo, los estímulos variados).

    Ver la tele NO significa abusar de ella o aparcar a los hijos ahí.

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